Esta es la casa de las seis ventanas. Allí se alojó José María Barreiro.Foto: Oswald Asprilla / Nuevos Medios
La batalla del Pantano de Vargas no tuvo un triunfador, pues las tropas se retiraron y se volvieron a encontrar en el puente de Boyacá. Pero su recuerdo es un orgullo para los habitantes de Paipa.
"Ya ni Dios me quita la victoria" y "¡General, salve usted la patria!" son frases que los habitantes de Paipa y la cercana inspección de Policía de Pantano repiten de memoria cuando se trata de recordar la famosa batalla del Pantano de Vargas, ocurrida el 25 de julio de 1819.
Los datos pueden variar en las rutas recorridas por las tropas de Simón Bolívar por la Independencia, pero nunca estos paisanos, de piel mestiza, rasgos duros y amabilidad admirable olvidan cómo ocurrió la batalla ni las frases que gritaron el Libertador y el general español José María Barreiro, como si se tratara de una lección de primaria.
"No hay que ser historiador para conocer la historia", dice Jorge Triana, un vargueño (gentilicio de los nacidos en Pantano), comprometido con los proyectos de celebración del Bicentenario.
En esta región de Boyacá, todos parecen conocer las leyendas que guardan sus montañas, mucho más, ahora que el Ministerio de Cultura ha comprometido a sus habitantes a mantener vigente su pasado, con los centros municipales de memoria, que recopilan hechos que los marcaron.
En las calles, los campesinos ancianos hablan de la famosa casa de las seis ventanas, donde se hospedó Barreiro. "La casa se llama así porque, por donde se mire, se cuentan seis ventanas. Pero eso ya está abandonado: ahí no vive nadie", dice Blanca, una humilde campesina.
En aquella época, era una de las tres mejores construcciones del pueblo. Las otras eran la casa de los Vargas, fusilados y enterrados ahí mismo, y otra de una familia adinerada. Desde la de las seis ventanas, Barreiro vigilaba los movimientos de Bolívar, según cuenta Triana.
En ello coincide el guía turístico que, vestido como Bolívar, cuenta la historia recitada: "La batalla se inició a las 12 del día. Transcurridas cuatro horas de combate flameó la bandera española y, en ese momento, el general Barreiro se anticipó a gritar '¡Que vivan España y el Rey, porque ni Dios con su gran poder podrá quitarme la victoria!"
El resto es historia conocida. Carlos Mayorga, un cochero vargueño de sonrisa amplia, manos callosas y pierna ortopédica, se gana el sustento del día recordando los detalles: "¿Por qué se ha de perder la batalla, mi general, si ni mi lancero ni yo hemos peleado?", exclama de manera teatral Mayorga, asumiendo el papel del coronel Juan José Rondón. Y continúa: "Bolívar lo ascendió de rango y le dijo 'general, haga lo que pueda y salve usted la patria'".
Las versiones difieren en el número de víctimas, pero todas coinciden en el final, como lo cuenta Mayorga: "Tras un descuido de Barreriro, Rondón y sus lanceros los atacan. Los caballos se asustan, salen a correr o se hunden en el pantano, el aguacero arrecia y los dos ejércitos retiran sus tropas. Al final, no hubo victoria; por eso el enfrentamiento se definió en la batalla de Boyacá".
Pantano está de fiesta. Simón Bolívar y el general Rondón, representados por los mismos habitantes, aparecen en cada esquina. Y los turistas son los más encantados.
Contexto histórico
Los libros y las bibliotecas en la Colonia
Durante la Colonia, España tuvo un control interesante sobre la circulación de libros, muy acorde con la realidad literaria que se vivía en ese país.
Por ejemplo, se tiene conocimiento de que en 1605 llegaron a Cartagena 103 ejemplares de la primera edición del Quijote, un dato interesante si se tiene en cuenta que justo en ese año se publicó la importante obra del escritor Miguel de Cervantes Saavedra.
Por el lado de las bibliotecas, se sabe que en el Nuevo Reino había un total de 23 bibliotecas privadas. Una de las más importantes era la de Jiménez de Quesada (fundador de Bogotá) , que fue donada al convento de Santo Domingo de Santafé. Otra muy valiosa fue la de Juan de Castellanos, que constaba de obras clásicas, principalmente.
En el siglo XVII, se sabe que los conventos y las casas de estudio contaban con buenas bibliotecas; además, existían colecciones privadas como las del oidor Gabriel Álvarez de Velasco y la del canónigo Fernando de Castro y Vargas, hijo ilegítimo del escribano de Tunja Juan de Vargas, que según un ensayo sobre el tema de la filósofa María Teresa Cristina, deja al morir en 1664 una biblioteca de 1.060 volúmenes "que constituye una de las más escogidas y abundantes de Hispanoamérica en el siglo XVII".
Dentro de la selección aparecen títulos de Cervantes, Tirso, Lope, Garcilaso, Góngora, los dos Luises y Quevedo.
Esta biblioteca fue la gran aliada de los intelectuales criollos de la época que no tenían otra opción para sus investigaciones.
Por otro lado, la falta de una imprenta en Santafé desestimuló la industria editorial en la Colonia.
Mientras la imprenta llegó a México y Lima desde 1535 y 1585, respectivamente, aquí sólo apareció en 1738.
El personaje
Pablo Morillo y Morillo
Fuentesecas 1775-Berèges (Francia) 1837
Militar español, general en jefe del Ejército expedicionario, enviado por Fernando VII para reconquistar a América después de los levantamientos de 1810, Morillo pisó suelo americano en 1815. En marzo de 1818 venció a Simón Bolívar en la batalla de La Puerta y quedó gravemente herido. Con la derrota de José María Barreiro en la batalla del puente de Boyacá, vio cómo Bolívar imponía el régimen republicano y desmoronaba su larga empresa de cinco años. Ocho meses después (abril de 1820), recibió órdenes de concertar un armisticio, firmado el 25 de noviembre. Dos días después se entrevistó con el Libertador en Santa Ana, y al mes siguiente viajó a España.
Militar español, general en jefe del Ejército expedicionario, enviado por Fernando VII para reconquistar a América después de los levantamientos de 1810, Morillo pisó suelo americano en 1815. En marzo de 1818 venció a Simón Bolívar en la batalla de La Puerta y quedó gravemente herido. Con la derrota de José María Barreiro en la batalla del puente de Boyacá, vio cómo Bolívar imponía el régimen republicano y desmoronaba su larga empresa de cinco años. Ocho meses después (abril de 1820), recibió órdenes de concertar un armisticio, firmado el 25 de noviembre. Dos días después se entrevistó con el Libertador en Santa Ana, y al mes siguiente viajó a España.
La cifra patria
30 sastres cosían en Santafé, con puntada fina, los elegantes trajes masculinos a la moda de 1807. Eran devotos de san Homobono, patrón de la aguja y el dedal.
El virrey tramposo
El 28 de noviembre de 1809, don Antonio Nariño cayó en la trampa urdida por el perverso virrey Antonio Amar, quien con el pretexto de un diálogo lo invitó a palacio y una vez allí lo entregó al coronel español José María Barreiro, en calidad de preso político.
Lo dijo José Antonio Páez
"No negaré que haya cometido algunas faltas por error de entendimiento y no del corazón".
Agenda
Mayo
Bogotá. 10 de mayo. Conferencia 'Iglesia católica e Independencia', a cargo de monseñor Germán Pinilla. Universidad del Rosario. Cll. 14 No. 6-25. 6 p.m. Entrada libre.
Manizales. 13 de mayo. 'Caldas, su vida y su participación en la Independencia', en la Universidad Nacional, sede Manizales.
Cronología
1797
Invasión. Decenas de buques ingleses llegan a Loíza (Puerto Rico) con la intención de invadir la isla.
1800
Población. En este año el continente europeo, al que pertenece España, tenía 203'000.000 de habitantes. En Londres había 861.000 personas; en París 546.000 y en la ciudad de Nápoles (Italia) 436.000.
1810
Alcaldes. El 1 de enero fueron elegidos como alcaldes de Santafé de primer voto José Miguel Pey y de segundo voto Juan Gómez. Fueron los alcaldes el 20 de julio de 1810.
1810
Mompox. 24 de junio. Levantamiento popular en Mompox (Bolívar) contra Vicente Tolledo, enviado del virrey.
LUZ ADRIANA VELASCO
CULTURA Y ENTRETENIMIENTO
PANTANO DE VARGAS (PAIPA)**
CON INVITACIÓN DEL MINISTERIO DE CULTURA
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