lunes, 19 de abril de 2010

Charalá, que soportó la violencia del Ejército español, fue clave en la Independencia de Colombia

Foto: Claudia Rubio / EL TIEMPO
Charalá es un municipio santandereano ubicado a 131 kilómetros de Bucaramanga. Según el último censo, tiene 68.167 habitantes y su temperatura promedio es de 21 grados centígrados.


En esta ciudad, a 131 km de Bucaramanga, el día festivo más importante es el 4 de agosto, que marca el día de 1819 en el que se libró la Batalla del Río Pienta

Los hechos de la batalla -que perdieron- y los sucesos trágicos de los días posteriores los conoce todo el pueblo y muchas pinturas que los rememoran están colgadas en la Casa de la Cultura.

En ese lugar también funciona el Centro Municipal de Memoria, que apoya el Ministerio de Cultura con el fin de fortalecer la recuperación y la difusión de las historias del lugar.

A él pertenece Genaro Rodríguez que, parado en un puente sobre el Pienta, a la entrada de la población, cuenta cómo el ejército español acabó con la población en tres días de sangre.

La masacre permitió -aseguran los charaleños- la Independencia de Colombia, pues evitó que soldados enviados desde Venezuela para apoyar al general José María Barreiro llegaran a tiempo a la Batalla de Boyacá.

El charaleño Édgar Cano cuenta en su historia El día que fue noche, escrita para el Centro de Memoria, cómo era su patria chica en 1745. Había campos con ganado y trapiches, llegaban recuas con mercancía desde Boyacá. El centro del pueblo tenía una plaza rodeada de casas blancas, en su mayoría, de dos pisos.

Allí vivían criollos e hijos de nobles, mujeres piadosas, esclavos y esclavas. Claro, también había un cura y hasta una escuela en la que se enseñaba lo elemental y la obediencia al rey de España.

Pero para 1812, los charaleños estaban 'hasta la coronilla' del dominio español. Y cuando empezó la Reconquista, decidieron seguir libres. La libertaria Antonia Santos comandó la resistencia y se organizaron guerrillas. "El virrey mandó a Lucas González -del Régimen del Terror- para pacificar la región y lo autorizó a usar los métodos necesarios", dice Rodríguez.

González asesinó cruelmente a Santos y los patriotas convergieron en Charalá. "Más de 3.000 hombres llegaron, continúa Rodríguez, Antonio Morales, enviado por Bolívar para entrenar soldados, decidió detener aquí a los españoles que iban a donde Barreiro". Entonces, el español decidió someter a Charalá y ubicó a su tropa cerca del río desde el 30 de julio hasta el 3 de agosto. "Las guerrillas se dividieron en grupos de 500 y al amanecer del 4 empezaron a disparar. Pero los españoles, con más formación militar, los arrinconaron y, por la tarde, las guerrillas se retiraron", explica Rodríguez.
En vez de acudir a Boyacá, González decidió dejar claro quién mandaba en Charalá. Reunió a todo el pueblo en la plaza y al final de su discurso gritó: "¡Viva España!, pero unos jóvenes respondieron: 'Viva América!"'. Entonces, el español ordenó matar a los muchachos, cuenta el charaleño.

"La gente había pactado que si mataban un solo civil se iban a rebelar, así se hicieran matar todos, y se levantó enardecida", continúa Rodríguez.

En respuesta, González ordenó matar a todos, como fuera, pero sin usar balas, pues había que ahorrarlas, al igual que la pólvora, para el combate en Boyacá.

"Usaron bayonetas y los acribillaron de cualquier manera. Sacaron a los creyentes de la iglesia y los mataron. Las mujeres eran asesinadas y violadas. La matanza continuó hasta el 6 de agosto. Eso se supo porque uno de los combatientes se escondió en la iglesia y escribió lo que pasó. Fueron por lo menos 3.000 los muertos", dice Rodríguez.

Algunos creen que fueron 2.000 y otros que menos, pero el charaleño señala que había tantos que no hubo quién los enterrara: "Solamente enterraron a dos. A los demás se los comieron los gallinazos y los cerdos. Cuando todo terminó, los españoles partieron para apoyar a Barreiro, pero, cuando llegaron, ya la Batalla de Boyacá había terminado", concluye Rodríguez. Por eso, en Charalá, aunque honran a José Antonio Galán; al 'Tribuno del Pueblo', José Acevedo y Gómez, y a Antonia Santos como sus más grandes hijos, nada supera el fervor que sienten cada 4 de agosto cuando recuerdan que su pueblo "dio su vida por la patria".

DIEGO GUERRERO*
CHARALÁ (SANTANDER)*
Con invitación del Ministerio de Cultur

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