TRASCENDENCIA DEL ALGODÓN
Juan
Sebastián Zambrano
El algodón ha sido una tradición muy importante en
nuestra región ya que datan generaciones de muchos años atrás, como es el caso de la señora Francisca que nos
cuenta de cuatro generaciones atrás en el manejo, cultivo e hilado del algodón
y una adelante que esta avanzando en este tema.
La
población hoy en día no recuerda la
importancia histórica y económica que el algodón ha tenido en Charalá. Aunque
datan cultivos de algodón desde los indígenas guanes quienes también lo
transformaban en sus prendas.
Esta
tradición de utilizar prendas hechas de
lienzo tuvo un gran auge en la colonia, y aunque tenían que competir con el contrabando
procedente de Inglaterra, se mantenía y empezaba a tomar fuerza.
Sobre
el año 1899 se dio un giro en la historia del algodón en Santander, al crearse
la primera fábrica textil en San José de Suaita, con lo que el algodón pasó a ser un producto más a ser uno de los
ejes económicos de la región e incluso del país.
Con
la nueva Fábrica textil la región tuvo un crecimiento en la producción de
algodón que prospero por varios años y fue catalogada como la mejor materia
prima para la fabricación de hilos finos.
Pero
a pesar de tener el mayor comprador al lado, se tuvieron varios problemas para
el abastecimiento de la misma por la precariedad de la producción que se daba a
un nivel casero, además de contar con la ineficacia para la recolección y
distribución del algodón. Otro gran problema era la competencia con las telas
inglesas, aunque los campesinos de la época preferían el lienzo por su mayor
resistencia.
Pese
a esto la fábrica textil confiaba en su gente y estaba dispuesta a estimular
los cultivos de la comarca. Pero ante ellos había un gran obstáculo: la
competencia de la fábrica de Samacá que les había pisado los talones siempre y
estaba a su par en demanda de producción, a tal punto de llegar a quitarles la
producción de Boyacá.
El
poco interés en la región por el cultivo de algodón, la tradicionalidad de sus
cultivos, la baja tasa de producción y el fraude generado en los puntos de
compra propiciaron un bajón para la
industria textil, lo que conllevó a que la se tuviera que buscar un nuevo
camino para mejorar la producción y se opta por traer algodón de otras partes
del país, como la costa atlántica.
La
principal desventaja de esto era el transporte, pues se tenían que movilizar a
lomo de mula durante varios días para alcanzar su objetivo, lo que generaba
incertidumbre en la rentabilidad de la producción para los próximos años.
Otro
problema que resalta a la luz es la falta de capacidad para poder despachar los
encargos realizados del país hasta el punto de cerrar las puertas al mercado
extranjero, ya que los pedidos Estadounidenses
exigían que los productos
estuvieran empacados en bolsa de libra,
la cual no se podía transportar en lomo de mula.
Al
no poder responder con los pedidos, la fábrica textil tuvo graves problemas de
distribución, pues aseguraban los expertos que si no se fomentaba el cultivo
local el futuro de esta iba a terminar totalmente.
Después
de que la debilidad de la industria textil llegara a su punto máximo, esta se
derrumbo, dejando la producción del algodón en la competencia y en las
nacientes empresas antioqueñas.
Con
la pérdida de la procesadora de San José se genero un gran percance para la
historia del algodón, pues estaba a punto de desaparecer por la falta de
comercialización en el departamento, pues las cooperativas que apoyaban a la
fábrica decayeron junto con ella debilitando la producción de algodón.
Lo último
que quedaba se perdió, los grandes cultivos pasaron a ser dos o tres matas de
algodón que no simbolizaban nada para el país, que tan solo tenían un poco de
sentido para las mujeres enamoradas de este oficio, que lo seguían manteniendo
en su memoria y en sus corazones.
Pero
no todo se ha perdido muchos años después a alguien en Charalá se le ocurrió
recuperar esta técnica entre los
recuerdos de unos cuantos corazones.
Y en 1984 empezó un proyecto de recuperación local con
varias familias Charaleñas que le dan vida a el algodón por medio de sus
empresas que hoy en día siguen en pie por el apoyo de grandes artífices como
Pierre Raymond, Doña Rosalba y doña Francisca, que tiene su empresa
independiente y vive del algodón.
Aun no finaliza esta historia porque ahora esperamos
la prosperidad para estas dos grandes empresas de nuestro municipio, que pueden
ayudar a recuperar la tradición del algodón.
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