sábado, 27 de octubre de 2012



SU MAGESTAD EL TIPLE
ESTRUCTURA TRADICION Y ALGO DE HISTORIA

LUIS FELIPE QUINTERO

Mi diapasón  asemeja la delicada y proporcionada figura de las mas hermosas mujeres, mi expresión la melódica dulzura y agresiva intensidad que ofrece este precioso ser en su actuar, mis cuerdas los doce secretos de mi obra. Mi origen incierto sin dejar de ser colombiano  y mi final  Glorioso aunque lejano. Suelo integrar conjuntos o ser director de mis propias melodías, me desenvuelvo en fiestas, festivales o conciertos. Soy colombiano y de los verracos, me bautizaron tiple y algunos con justicia me llaman su majestad.

Tengo muchos lugares de preferencia, en algunos me consideran huésped ilustre, pero hoy vengo a hablarles de uno en especial, un pueblo de Santander llamado Charalá. 

Desde que tengo conciencia de mi existencia en esa población  estuve inicialmente acompañando a mi pariente el requinto a  mí querida bandola y mi amiga la guitarra alternando en las fiestas y parrandas más autóctonas de la región. 

Con nuestros torbellinos y rumbas fui testigo de grandes sucesos, de amores, de tristezas e intrigas, pero sobre todo busqué un lugar así fuera pequeño  para ingresar  en la cultura Charaleña, no como parte de agrupaciones sino como lo que soy: un ícono para este municipio. Porque soy lo que este hermoso pueblo merecía: un referente de gloria y una tradición. 

No es que sea arrogante soy consciente de las capacidades de mis originales compañeros de fórmula  pero creo que este pueblo se parece a mí.  Ambos somos recios y aguerridos. Ellos en la defensa de su libertad y yo en la guarda y difusión de los tesoros  musicales de Colombia.  Los dos ostentamos refinada hermosura, Charalá con la majestuosa belleza de sus onduladas colinas y yo con mi curvada figura cual cuerpo de las más esbeltas doncellas. Somos una mescla de dulzura y perspicacia, los charaleños que con los brazos abiertos  acogen a sus visitantes y  haciendo picardía  animan un entorno en muchas ocasiones  difícil,  mientras que yo con mis pasillos, bambucos, guabinas y torbellinos encarno la alegría y perspicacia propias de la manera como en Colombia enfrentamos los problemas. 

Pues sí, soy bravío, humilde, pícaro y bonachón, tal cual pueblo de mis amores que en más de una ocasión ha ratificado mi elocuente afirmación: Charalá se parece a mí.

Me lo demostró en el pasado cuando en mi búsqueda por un lugar dentro de su cultura llegue a las manos de PEDRO NEL MARTINEZ, un virtuoso en todo el  sentido de la palabra, quien sin más profesor que su oído pero con el talento de de un prodigio se convirtió en todo un MUSICO llevando mi sonido hasta lugares antes inexplorados y marcando la pauta  para el reflorecimiento de mi arte. 

PEDRO NEL ha desarrollado una conexión tan especial conmigo que desde el día en que lo conocí se ha convertido en mi más aventajado interprete, mi más sincero compositor y mi más fiel amigo, al punto que hoy puedo llamarlo MAESTRO. 

Claro que no es solo PEDRO NEL quien confirma mi comparación. Para no ir muy lejos tomaré como ejemplo a su hermano RODOLFO MART INEZ, un hombre que al ver ensayar con tal abnegación a su hermano se dejó seducir por mí poco a poco, llegando a convertirse en un gran MÚSICO, pero uno que a diferencia de muchos encontró su don en mi imponente rasgueo: la armonía. Este don le sirvió para complementar las hermosas melodías que para ese entonces ya PEDRO NEL proyectaba con sorprendente habilidad.

Fue así como PEDRO NEL Y RODOLFO formaron un complemento  musical que guiado por el primero y acompañado por el segundo trabajó durante casi quince años cosechando triunfos e invaluables experiencias que sirvieron de cimiento para construir en Charalá la tradición en la que me he convertido.

Además de ellos dos, muchos otros personajes ilustres se han convertido en mis  amigos y confidentes, todos con gran cuota de curiosidad, el toque necesario de talento y la infaltable constancia para llegar a comprenderme. Podría nombrarles a EDWIN CASTAÑEDA, ADRIAN MANRIQUE, LOS HERMANOS LÓPEZ (ANGELMIRO, DOMINGO, EVARISTO Y GERARDO) pero me quedarían otros varios sin nombrar. Así que sólo les diré que hay gran grupo de amigos míos todos  oriundos de Charalá.

  pesar de que en una época los tiplistas charaleños  emigraron a otros lugares debido a la falta de oportunidades para los músicos en estas tierras. De entre la amenaza de mi olvido surgió un caso especial: el más joven de los que considero mis confidentes, su nombre es DIEGO OTERO, y desde que me escuchó sonar quedó perdidamente enamorado de la música que salía de mi cuerpo.

Ese amor hizo que DIEGO con  constancia y  talento tocara muchas  puertas con el fin de aprender.  Hasta que un día RODOLFO MATINEZ le abrió la suya, permitiéndole entrar a un mundo del cual nunca más saldría: el mío. 

Lo acogí igual que a muchos. Y tal vez la alegría que encontró Diego en mi, sea el origen de su particular don de enseñar, porque junto a RODOLFO me demostraron su tesón al formar LA ESCUELA DE CUERDAS DE CHARALÁ.

RODOLFO  es profesor y no cualquiera sino uno de esos que nacen con el destino de serlo y no como otros que se convierten en ello por la falta de oportunidades. Él es uno de mis grandes compañeros, y de la mano hemos sido capaces de transformar vidas, de conmover y conquistar para mi y para la música colombiana a tantos jóvenes que de otra manera quién sabe dónde se encontrarían. 

Y este pueblo que sigue confirmando mi símil, permitió que junto a RODOLFO y  DIEGO, formáramos una escuela que contara con el apoyo de la gente; pero sobre todo conseguimos que muchos niños y jóvenes  que se interesaron en mi, aunque inicialmente mi amiga la guitarra tuvo gran protagonismo en mi escuela, fue ella misma quien llevo a varios de estos niños y jóvenes hacia sus raíces, hacia los lares colombianos y  charaleños es decir a mí: al tiple.

Así hoy algunas personas siembren cizaña  desprestigiando tanto mi escuela como a los que en ella enseñan solo con el ánimo de  que la gente me dé la espalda, puedo decir que estoy tranquilo porque sé que este pueblo que se parece a mi jamás me abandonará porque soy su camarada y porque esta gente recia  me ama, y defenderá como lo hizo con su libertad a sus tradiciones y yo humildemente puedo decir que me he transformado en una.

Y pues si Mi diapasón asemeja figura de las mas hermosas mujeres, mi expresión la dulzura y agresiva intensidad que ofrece este precioso ser en su actuar, mis cuerdas los doce secretos de mi obra. Mi origen incierto sin dejar de ser colombiano  y mi final  Glorioso aunque lejano. Soy colombiano y de los verracos, bautizado tiple llamado con justicia majestad. Pero ahora que lo pienso me considero hijo adoptivo de Charalá.

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