sábado, 27 de octubre de 2012



TEJIDOS DE AMOR 

MILTON ARMANDO TAPIAS
 
La tierra colombiana siempre ha sido una tierra apta para cultivos, lo que ha generado que sea una gran fuente de materias primas. Pero éstas sólo las vendemos a otros países para que ellos las transformen, por que no podemos cultivar y convertir estas materias primas nosotros mismos.

El café es un ejemplo de que nosotros mismos podemos cultivar , transformar y exportar, pero hoy les quiero hablar de la industria textil, muy importante en mi municipio un oficio que desde, hace mucho tiempo nuestros antepasados se dedicaban a trabajarlo.  

Cultivaban el algodón y  lo convertían en prendas de vestir para su propia familia o comunidad, hoy vemos que esta tradición se ve casi perdida por el desarrollo de la producción asiática en su gran parte, ahora nos vemos llamados por lo que es de alguna manera  una marca reconocida, pero no por lo que un día fue lo propio y el sustento de muchas familias.

No hace mucho llegó Pablo Dupree al municipio de Charalá que volvería a retomar esta cultura, la cultura que una vez fue propia, Dupree capacitaría a jóvenes en el hogar juvenil campesino, para rescatar la tradición artesanal.

Un grupo de familias en la vereda del salitre (Charalá) se mostró interesada y con el apoyo del equipo del Centro de Estudios de Apoyo Popular, y la financiación de la Agencia de Cooperación Pan para el Mundo el grupo consulta a los artesanos tradicionales, experimenta herramientas y se capacita en cada una de las labores. Terminada esta capacitación Dupree se marcha con su proyecto.

Las familias capacitadas se acentuaron en una pequeña casa donde ejercen sus conocimientos adquiridos en la capacitación realizada por Dupree.

Así el rescate de un arte pasó a complementarse con la parte de comercio ya que sus productos terminados eran tan apetecidos por turistas que se vieron en la problemática de crear una sede urbana para que facilitara aun mas la comercialización de prendas de vestir, esta propuesta fue tan bien acogida por un escritor llamado Pierre Raymond que en esa época pensaba escribir de la caña y encontró a este grupo de mujeres que decidió vincularse y ayudar a este grupo y aun  escribir sobre ellas, y desde este momento el  grupo empezó a llamarse Corpolienzo.

El financiamiento que se logro fue invertido en maquinas que se utilizan en la transformación del algodón hasta al lienzo, en el casco urbano se pudo instalar en una casa donde también se dedicaban a este oficio, una mujer llamada francisca fue quien les abrió espacio en su casa, en este lugar luego de un tiempo la señora Francisca tuvo que despojar a las señoras que habían llegado allí porque habían invadido un espacio mucho mas grande que cuando comenzaron,  de ahí salió una idea de doña Francisca de formar su propia microempresa llamada hoy MANIK.

Las otras señoras veían la necesidad de seguir el oficio pero no tenían un lugar donde desarrollarlo, buscaron diferentes lugares y en muchos estuvieron un gran tiempo, pero como ninguno era propio nunca tuvieron un lugar fijo donde en verdad  realizar y expandir las prendas de vestir a base de algodón.

Hasta que Pierre Raymond busco ayuda en el extranjero y de allí recolecto dinero para comprar una casa de un buen tamaño donde pudiesen realizar sus actividades, es ahí donde actualmente muchas mujeres asociadas desempeñan su labor  paso a paso y comercializan con mayor facilidad y mayor productividad.

Actualmente esta corporación tiene dos sedes una muy cerca de donde empezó toda esta historia y otra en el casco urbano del municipio de Chárala y reciben la ayuda de   Pierre Raymond y muchas personas mas, lo cual es producto de que Corpolienzo surja cada día mas, todas las personas vinculadas a este esperan que con el amor que entregan a su trabajo puedan llegar a ser reconocidas en todo el mundo ya que absolutamente todo es un proceso complejo, largo y natural”

“todo lo que hacemos, lo hacemos por amor”

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