Bertha
Quintanilla de Gamez
MIGUEL ANGEL MEJÍA
En
el pueblo de Charalá, habita una señora llamada Bertha que hace mochilas o chácaras.
Ella aprendió a hacerlas por medio de su hermana desde que tenía 8 años. La
hermana ya murió, pero Bertha continúo con el oficio.
Las chácaras son fabricadas de
diferentes tamaños, tipos, colores y estilos, pueden ser de fique o fibra. Bertha
Es toda una diseñadora. El fique es comprado ya hilado.
Para
hacer las mochilas usa un telar muy particular compuesto de madera y con forma
rectangular. En él pone la fibra o el fique en forma de cabuya y lo teje de
lado a lado del rectángulo.
A la hora de la venta, los productos
de fibra son los que más se venden. Ello se debe a que las mochilas de fique se
curten mucho y por más que se laven no quedan bien limpias. Aunque las chácaras
o mochilas tienen el mismo precio este siempre depende del tamaño.
La
señora Bertha puede elaborar chácaras usando dos formas de tejidos: el
tradicional y las que hacen usualmente los presos, las cuales muestran una
figura hueca. Cuando se estira la mochila y al ver su calidad, doña Bertha
considera que las mochilas tradicionales son más finas por su mayor duración y
resistencia del tejido.
En la elaboración del cabresto de la
mochila, es necesario un telar diferente ya que es otra forma de tejido, más
grueso y resistente. Con este telar también se pueden hacer las cinchas para los caballos aunque pocas
veces las fabrica.
Bertha, como mujer santandereana,
laboriosa y emprendedora, también sabe hilar el algodón, pero dejo de hacerlo porque
el esposo era quien le despepaba el algodón, pero tras la muerte de él, ella
decidió abandonar este oficio.
Saca a vender sus productos el día
martes a la plaza de mercado aunque también hay clientes que le compran en la
casa. Con este trabajo sostuvo su hogar y les brindó estudio a sus dos hijas. Hoy en día no vive de su
trabajo pues sus hijas son ahora quienes le ayudan económicamente.
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