sábado, 27 de octubre de 2012




DIFUNDIEDO ARTE Y CULTURA

ANDREA CAROLINA NOCOVE MARÍN

Diego Alejandro Otero Villalba, nació el 5 de septiembre de 1.985 en Charalá Santander, hijo de Mario Otero y Cecilia Villalba y es el mayor de sus tres hermanos.

Diego Otero se empezó a inclinar por la música en el año 2003 en el Colegio José Antonio Galán que en ese entonces era conocido por su énfasis musical. Empezó siendo integrante de la banda tocando el clarinete, más tarde se interesó por la guitarra y por cantar, así que decidió por sus propios medios aprender a tocar guitarra. El profesor de música Luis Ernesto Rangel realizó una presentación musical e invitó a Diego y a más compañeros a participar en ella. Al ver que las guitarras se habían acabado, el profesor le comentó a Diego que tomara su guitarra y que él traería el tiple, fue en ese instante cuando conoció el instrumento que lo enamoraría para siempre.

Él no solo era bueno para la música, también le interesaba mucho en el deporte -era un excelente atleta-. Aunque alguna vez pensó en los idiomas, pues tenía pensado en algún momento salir del país, pensó en su futuro y se inclinó más por la música, así que le puso toda la actitud positiva. Actitud que había visto en el profesor Luis Ernesto quien le inyectó ese amor a la música colombiana y le sugirió que escuchara al Maestro Pedro Nel Martínez, primer Ídolo de Diego Otero.

Conoció por accidente al Maestro Rodolfo Martínez en una tienda mientras tomaba unas cervezas y entre palabra y palabra le comentó a Rodolfo que él tocaba tiple sin ni siquiera saber que Rodolfo también lo hacía y que además era hermano de su gran Ídolo. Rodolfo le dijo que le prestara el tiple y le tocara algo. Diego quedó sorprendido, pues él solo conocía este lindo arte por CD’s y nunca había tenido la oportunidad de verlo en vivo y mucho menos en Charalá, pues ningún tiplero conocido quedaba para ese entonces.

Después de que Diego se graduó en el  Colegio Galán conoció a Adrián Manrique y Edwin Castañeda egresados del mismo colegio y que al igual que él tocaban tiple aunque con más experiencia pues ya habían participado en varios festivales. Al observar las cualidades de Diego, le presentaron a Ricardo Varela Villalba, uno de los tiplistas más importantes de Colombia y del mundo. Ricardo que en ese entonces estudiaba derecho se ofreció a enseñarle las técnicas del tiple. Cada vez que tenía dinero viajaba a San Gil; desgraciadamente  el trasporte de ese entonces era escaso así que Diego se quedaba en el parque de San Gil practicando toda la noche lo que le enseñaba Varela hasta las cinco de la mañana que salía el primer bus para Charalá.

Acá en Charalá a Diego se le ocurrió la maravillosa idea de formar una escuela de cuerdas en el mandato del alcalde Pablo Antonio Méndez pero este le propone un contrato por solamente tres meses… así no se crea la escuela. Diego estuvo viajando por muchos municipios de Colombia contagiando a jóvenes y adultos de este bello arte pero como en todas partes la política va muy ligada a la cultura y no todos piensan en ella como debería ser, entonces, no había presupuesto para ello. Lo bueno de esta situación, pese a las circunstancias, fue que Diego pudo obtener experiencias en varios festivales donde fue ganador, lo cual fue contribuyendo a su sostenimiento de a poco en poco.

Gracias a unos amigos Diego regresó a San Gil. Sus amigos lo recomendaron a Fernando Márquez, director de la Casa de la Cultura de allí, quién le ayudó a formar la escuela de cuerdas. Allí, le fue muy bien pues llegaron bastantes jóvenes con muchas ganas de aprender. Diego iba escogiendo a sus mejores estudiantes y al final su grupo se redujo a diez. La prueba que debía pasar la escuela de cuerdas, consistía en que en tres meses Diego debería mostrar resultados, de lo contrario su proyecto se acabaría, así que él, a esos diez jóvenes les enseñó y les puso todo su tiempo y empeño. Un día ensayando Diego al ver que no cogían muy bien, ni rápido el trabajo que estaban haciendo les hizo la comparación de: “Tiene más medida doscientos de cilantro que ustedes” y allí le surgió la idea a Diego de llamar su grupo así “Doscientos de cilantro”, al principio no tuvo tan buenas críticas pero en su primera presentación con aquel nombre causó curiosidad e interés pues era un nombre poco usual.

A medida que transcurría el tiempo los integrantes de “Doscientos de cilantro” se redujeron a tres, pero les ha ido muy bien pues ya han participado en varios festivales donde han obtenido muchos premios y experiencias musicales para su futuro. La escuela en San Gil aún sigue en pie, Diego tiene ensayos diferentes uno para los nuevos grupos de la escuela y otro para Doscientos de Cilantro. Diego ha obtenido innumerables reconocimientos en San Gil por la labor que ha desempeñado.

Un fin de semana en una visita cotidiana, Diego se dirigió a hablar con Rodolfo Martínez, en donde comentaron que si en Charalá se hacia el Festival Nacional del Tiple, como era posible que no existiera una escuela de cuerdas. Es así cuando en el período de la Alcaldesa Amparo Ofelia Vega Albino se logró la creación de la escuela con ochenta integrantes. Desafortunadamente la política entorpece los eventos culturales y artísticos y hoy en día no hay apoyo económico; aun así ellos siguen con su gran labor esperando que algún día la política se desligue un poco de la cultura.

Diego ha tenido la oportunidad de participar en numerosos festivales y conciertos; entre ellos están el festival Nacional de Tríos Oriol Rangel en Pamplona, el festival Atoviejo, Cotrafa en Medellín, el festival Nacional Mono Núñez en Ginebra Valle, el festival del Pasillo en Aguadas Caldas, en Cortiple que es uno de los eventos más importantes que se le hace en homenaje al tiple y ha participado 6 años en el festival Nacional del tiple Pedro Nel Martínez en Charalá. Hoy en día Diego es el director de la escuela de cuerdas de San Gil y sigue trabajando con la escuela de Charalá.

Actualmente Diego tiene pensado crear el primer trabajo discográfico con el trío Doscientos de Cilantro y esperando propuestas para difundir la música con el más bello de los instrumentos: su tiple.

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